Sacramento Pinazo

Edadismo en tiempos de COVID-19: un tipo de maltrato


En este tiempo de pandemia hemos leído noticias en la prensa de todos los países, reportajes realizados por periodistas y entrevistas, hemos escuchado a políticos y hemos sido testigos nuevamente de manifestaciones de viejismo o edadismo. Muchos discursos han mostrado el paternalismo con el que se hablaba de las personas mayores.

El edadismo (ageism) es la actitud discriminatoria relacionada con la edad y la infantilización o paternalismo es una manera de tratar o referirse a las personas mayores como si fuesen niños. Como cualquier otra discriminación que proviene de un estereotipo, es una forma de tratar que homogeneiza a las personas y que a menudo es negativa.

En estas semanas el edadismo se ha manifestado en un mensaje tan simplista como negativo: “las personas mayores son un grupo homogéneo, todo él formado por personas vulnerables, débiles e incapaces de aportar nada en momentos de crisis”. En estas semanas se han sucedido situaciones que han puesto de manifiesto la falta de medios para unos cuidados necesarios, el desvalor de las vidas de las personas mayores, el aislamiento prolongado de las personas mayores en minúsculas habitaciones de residencias. 

“El edadismo (ageism) es la actitud discriminatoria relacionada con la edad y la infantilización o paternalismo es una manera de tratar o referirse a las personas mayores como si fuesen niños”

Las imágenes de soledad, de pena, generadoras de lástima, la alusión a “nuestros mayores”, la discriminación a personas muy mayores o con enfermedad de Alzheimer que les ha condenado a no recibir los tratamientos adecuados aludiendo únicamente a su edad, o el derecho a tener unos cuidados dignos aludiendo no a su condición de ciudadanos de pleno derecho sino a “lo que hicieron por nosotros en el pasado” sitúa a las personas en un lugar “a parte” en la Sociedad, como ciudadanos de tercera clase. En este tiempo de pandemia, se ha limitado la movilidad de miles de personas mayores solo por su edad. “No podrán salir a la calle las personas mayores de 70 años…” bajo el paraguas de una máxima mayor, la de proteger su salud a pesar de violar sus derechos. Esta normativa de obligado cumplimiento ha llevado a la indignación de muchas personas y entidades en muchos lugares del mundo. 

Solo mía, dice Anna Freixas en un artículo de opinión publicado esta semana en El País: “Nos hemos convertido en una propiedad colectiva, de una colectividad que diluye cualquier responsabilidad, de manera que éramos tan suyas que nos tenían olvidadas en las residencias donde nos hemos muerto a puñados”. 

No es país para viejos, parece que digan, como el título de aquella película de los Coen  No country for old men (2007) tambien traducida como  Sin lugar para los débiles. El título fue tomado por los hermanos Coen del primer verso de un poema de W.B. Yeats, Sailing to Byzantium, que es un lamento poético por la manera en que los jóvenes ignoran la sabiduría del pasado y la de los viejos. La traducción de “old men” como “débiles”, quizás se realizó considerando que igual daba decir “viejo”, que “débil”.

Pero no pensemos que ha sido un descuido, que igual da decir “nuestros mayores”, que “se hace con buena intención” o que “es una forma de hablar”. No. Es una clara manifestación del estereotipo negativo de la vejez, y como ya sabemos, las palabras que se utilizan modifican las ideas que tenemos de las cosas; las palabras que usamos nos llevan a ver las cosas desde ese mismo prisma.

“…las palabras que se utilizan modifican las ideas que tenemos de las cosas; las palabras que usamos nos llevan a ver las cosas desde ese mismo prisma.”

En el Día Mundial de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato a la Vejez, entre los muchos tipos de maltrato que existen queremos denunciar el edadismo. Queremos poner de manifiesto la necesidad de reducir la imagen estereotipada de las personas mayores y de visibilizar más su contribución social presente.

Las personas mayores, como cualquier otro grupo de edad ni deben ni pueden ser marginadas ni invisibles. Todavía hay mucho por hacer para desterrar el edadismo y la infantilización con la que muchas personas mayores son tratadas. Es necesario cambiar la mirada a la vejez y el modo en que se estigmatiza y etiqueta a las personas. Falta trabajar mucho el buen trato, el respeto y la dignidad de las personas mayores.


Dra. Sacramento Pinazo-Hernandis
Universidad de Valencia

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